jueves, 9 de abril de 2009

De lo necesario a lo imprescindible...

Como todos los que leen este blog saben , piensan o imaginan que se trata de mis vivencias personales, y de un proceso terapéutico que tiene que ver con "escribir para sanar", en estos momentos ando en esas de buscar dentro de mi aquello que me lleve a una mejor calidad de vida, con menos estreseses y con más vida.

¿Qué implica esto?, son las preguntas que inicié haciendome, pues para mi implica, reducir el consumismo, (consumo de uno mismo), dejar de pensar en lo que necesito, y sustituirlo por el agradecimiento de lo poco o mucho que tengo, por lo imprescindible.

Hoy voy a escribir sobre una de mis vivenvias: tengo que agradecer a mi hermana mayor, que me contuvo en su casa por seis meses mientras me recuperaba de salud y recobraba la vida.

Era la primera vez que estaba con mi hermana mayor, es decir, hemos compartido muchas cosas, muchas oportunidades, pero ésta fue para mi donde pude apreciar verdaderamente lo que es tener una hermana mayor.

Ella desde que yo nací, no recuerdo que viviera con nosotros porque ya estaba lejana, y me toco ser la mayor para mis dos hermanos. Me toco ser el ejemplo, ser la virtud que les muestre de una buena forma lo que es ser buena estudiante, buena hija, buen comportamiento... pero a mis dieciocho, la cosa cambió por completo, no fui buena estudiante en ingeniería, carrera que mi mamá quería que estudiara, y perdí la oportunidad de estudiar en ese momento, para salir a trabajar y mantenerme mis gastos.

Dejé de ser el ejemplo y me convertí en aquello que en las familias llaman la oveja negra. Ya no fuí el ejemplo para mis hermanos, ni para nadie, me fui construyendo poco a poco un mundo a mi alrededor, lejos de casa, buscando mi propio respeto y dignidad.

Treinta años después vuelvo a irme de mi casa, y el pasado vuelve a recorrer la misma ruta, ya no la casa de mis padres, ahora la casa donde está mi propia familia, mi esposo y mis hijos, buscando lo mismo.

Estar en una habitación en casa de mi hermana, me llevó a repensarme a mi misma, ella me ayudó con eso, reduje "las cosas necesarias" por las imprescindibles, aprendí lo que es respeto y dignidad por uno mismo, lo que las Constelaciones trabajan en un nivel, al final se plasman en el físico... También aprendí que a veces la soledad también es necesaria para poner en su lugar aquello que en nuestra mente nos lleva a la enfermedad y la muerte... De sentir que perdimos todo, a saber que ganamos la vida...

Comencé a deshacerme de lo supérfluo, en mi mente y corazón primero, es un aterrizaje forzoso en las creencias, ayudada por un terapeuta, y luego en darme cuenta de lo que es realmente imprescindible en la vida.

Aprendí con mi hermana que es imprescindible compartir pequeños momentos del día sin juicios, con risa, con chistes, con alegría, ser cómplices y compinches de una felicidad compartida, vivir la hermandad es saber lo que es imprescindible para ti y para el otro, es un abrazo, con lágrimas en los ojos, y escuchar en el oido que todo esta bien... que todo va a estar bien... es sentir el corazón del otro cerquita tuyo, y que en ese abrazo late algo que es más sublime: el amor incondicional.

No importa como eres, eres mi hermana, y eso es perfecto... no tengo que educarte ni enseñarte, no tengo que cambiarte, tal cual eres, eres lo mejor que me ha pasado... no tengo que darte consejos... ni decirte cómo hacer las cosas... tal como soy y tal como eres eres perfecta...
Ahora se lo que es imprescindible...

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