miércoles, 30 de enero de 2019

La Generación del Halago. Tal ben Shahar

La generación del halago. Cuando estuve en Australia el año pasado, oí por la radio a un grupo de líderes empresariales que se quejaban de la generación más reciente de graduados universitarios: estos jóvenes inteligentes, educados, menores de treinta años, que entraban al mercado laboral, tenían que estar recibiendo constantemente mimos y halagos por lo que hacían y, cuando se les criticaba, cogían una rabieta y hasta eran capaces de dejar el trabajo. Los directivos de Estados Unidos y el mundo occidental tienen el mismo problema. Para la generación anterior, muchos de cuyos integrantes se educaron con algún que otro coscorrón, el fenómeno de los malcriados recién llegados constituye un problema. 

Carol Dweck llama a estos recién llegados al mundo empresarial “la generación del halago”. Suelen ser producto de padres y maestros bienintencionados que, movidos por el deseo de favorecer la autoestima de los jóvenes, les ofrecieron constantes y exagerados halagos (para fortalecer su ego) a la vez que evitaban hacerles cualquier tipo de crítica (que podría dañar su frágil autoestima). Pero el resultado, la mayoría de las veces, es lo contrario de lo que se buscaba: en lugar de convertirse en adultos con una elevada autoestima, los niños crecieron con una personalidad inmadura y malcriada. Como dice Dweck: “Ahora tenemos una fuerza de trabajo que necesita que le estén dando ánimo constantemente y que no soporta la crítica. Lo que no es precisamente una buena receta para el éxito en los negocios, donde es fundamental la capacidad de asumir retos, ser persistente y ser capaz de admitir y corregir los propios errores”.

Practicar la Felicidad
Tal Ben Shahar

Mis reflexiones sobre este tema, es que las leyes educativas y la de los derechos infantiles y adolescentes, se han crecido de tal manera que algunas han perdido la perspectiva. Ya no respetan normas, las mismas que son esenciales para convivir en sociedad. Y como esa muchas más, al punto de ponerse a la altura de una persona con más experiencia.
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Son la generación del halago porque para que hicieran tareas, se les ofrecía una recompensa.

Y asi podría enumerar algunos errores de las leyes nuevas sobre los niños y adolescentes.

Zhair Marrero S.

miércoles, 9 de enero de 2019

Nuestras relaciones: enemigos maravillosos. Tal Ben Shahar

Nuestras relaciones: enemigos maravillosos. En su revolucionaria obra La esclavitud femenina, el filósofo inglés del siglo XIX John Stuart Mill abogaba por la liberación de la mujer, argumentando que “el principio que regula las relaciones sociales existentes entre ambos sexos —la subordinación legal de un sexo al otro— es erróneo en sí mismo y uno de los principales impedimentos del desarrollo humano”. Solo cuando el hombre y la mujer sean iguales, podrán “disfrutar del goce de admirarse mutuamente y compartir de modo alternativo el placer de guiar y ser guiado en el camino del desarrollo”. En una relación saludable, tanto el hombre como la mujer, en distintos momentos, marcan el camino y promueven el desarrollo del otro. 


La idea de guiar y ser guiado se aplica no solo a la relación de pareja entre el hombre y la mujer, sino a toda relación íntima o cercana. En su Ensayo sobre la amistad, Ralph Waldo Emerson reconoce la oposición como una precondición necesaria para la amistad. Escribe Emerson que él no busca en un amigo una “masa de aceptaciones” ni un “apoyo trivial”, es decir, alguien que conviniera en todo lo que él dijera, sino un “enemigo maravilloso, indomable, fervientemente venerado”.

Alguien que solo quiera ser “maravilloso” conmigo y apoyarme sin jamás oponerse ni desafiar nada de lo que digo y hago no me ayudará a crecer y a mejorar; mientras que alguien que solo contradiga cualquier cosa que yo diga o haga, sin miramientos y sin darme ningún apoyo, será un contrincante desconsiderado. Un amigo auténtico tiene que ser a la vez maravilloso conmigo y mi enemigo. Un enemigo maravilloso cuestionará mi actitud y mis palabras, y al mismo tiempo aceptará mi persona sin condiciones. Un enemigo maravilloso es alguien que me respeta y me quiere lo bastante para ser capaz de oponerse a lo que digo y lo que hago, sin que su oposición a mis palabras o acciones llegue a cambiar lo que siente por mí como persona.

Tal Ben Shahar
Del libro Practicar la felicidad

Luego de 23 años... sigo activa con La PNL...

Y nunca se me olvida, porque surgió ese diciembre de 1999 fatídico en Caracas, Venezuela, con el deslave de la Guaira... allì conocì en la r...