Carol Dweck llama a estos recién llegados al mundo empresarial “la generación del halago”. Suelen ser producto de padres y maestros bienintencionados que, movidos por el deseo de favorecer la autoestima de los jóvenes, les ofrecieron constantes y exagerados halagos (para fortalecer su ego) a la vez que evitaban hacerles cualquier tipo de crítica (que podría dañar su frágil autoestima). Pero el resultado, la mayoría de las veces, es lo contrario de lo que se buscaba: en lugar de convertirse en adultos con una elevada autoestima, los niños crecieron con una personalidad inmadura y malcriada. Como dice Dweck: “Ahora tenemos una fuerza de trabajo que necesita que le estén dando ánimo constantemente y que no soporta la crítica. Lo que no es precisamente una buena receta para el éxito en los negocios, donde es fundamental la capacidad de asumir retos, ser persistente y ser capaz de admitir y corregir los propios errores”.
Practicar la Felicidad
Tal Ben Shahar
Mis reflexiones sobre este tema, es que las leyes educativas y la de los derechos infantiles y adolescentes, se han crecido de tal manera que algunas han perdido la perspectiva. Ya no respetan normas, las mismas que son esenciales para convivir en sociedad. Y como esa muchas más, al punto de ponerse a la altura de una persona con más experiencia.
Son la generación del halago porque para que hicieran tareas, se les ofrecía una recompensa.
Y asi podría enumerar algunos errores de las leyes nuevas sobre los niños y adolescentes.
Zhair Marrero S.