Tengo tiempo que por aquí no paso ni pasa. Sin excusas extrañas, solo ocupándome de lo que en mi día a día debo hacer. Como siempre, solo son mis reflexiones en voz alta las que me hacen llegar y ponerlo afuera, un poco para entender, y entenderme quizás a través de la vivencia de la escritura.
Cuando se cierra un año, se piden oportunidades nuevas para el nuevo año, una mejora en lo económico, que los hijos estén mejor, que la salud se presente de la mejor forma, que el trabajo fluya, que la situación del país mejore, que la relación de pareja mejore, que la soledad encuentre su compañía, y así ciframos las esperanzas en peticiones al universo, en los 3 grandes universales que hasta se le escriben canciones: Salud, Dinero y Amor.
Hoy, ya a mitad de año, consolidamos algunas de las peticiones, pero seguimos queriendo más... pedimos más... es como si no estuvieramos satisfechos nunca, y es que el conformismo, que es el confort por uno mismo, no es posible en una era donde todo evoluciona.
Evolucionar entonces implica varias cosas: responsabilidad (que es la habilidad para responder), compromiso (que es hacer una promesa con nosotros mismos), tener en orden la idea para ponerla en práctica, luego poner en acción y movimiento para dejar luego que el "universo conspire".
No es tan sencillo, porque pasamos al mismo tiempo por estados de frustración que nos tiran hacia abajo la energía y nos dejamos llevar por el desánimo y el desaliento, dos fantasmas a los que hay que darles un espacio temporal e incluirlos en nuestro menú.
Tener la fortaleza y fuerza de voluntad para comenzar de nuevo, es el trabajo personal al que invito en esta oportunidad. No es tan sencillo, comienza con encontrar un "yo puedo".
Por ejemplo, las mujeres nos ilusionamos con alguien que mínimamente nos mira, soñamos con que la relación es posible, hacemos que nos mire, y nos damos cuenta de golpe que solo era un sueño, cuando de pronto sabemos que no es así... para luego volver a comenzar a ilusionarnos por algún otro que nos mire... el cuento de nunca acabar en la consulta, pero me pasó a mi.
Solo sé que me sentí viva, que comencé a respirar un nuevo aire, y aunque no es suficiente solo respirar, el darnos cuenta que existe aunque mínima, la oportunidad de volver a ser feliz, es un hilo que nos devuelve a la vida.
Toma ese hilo de vida con agradecimiento, con pasión, y como dice Isabel Allende en su discurso en TED: "inconformista, disidente, rebelde, aventurera, forastera y sobre todo con un corazón apasionado". (http://www.ted.com/talks/lang/spa/isabel_allende_tells_tales_of_passion.html)
Y lo que le invito a hacer a las personas, es reconocer que al menos al sentir algo de nuevo, cuando ya pensamos que no, sabemos que estamos vivos, que algo es posible en algún momento y que cuando en verdad estemos listos, aparecerá quien nos mire y se quede. En el reconocimiento de lo que somos, sin quitar, ni agregar, ni exigir más que amar lo que Es, tal como Es.
Solo sigue asintiendo a la vida que sigue su curso, con gratitud porque estamos vivos:
"Vida, dame una nueva oportunidad"... Salud!
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