miércoles, 11 de julio de 2018

¿Quién dijo miedo? Don MIguel Ruíz y Jorge Carvajal Posadas

La Enfermedad del Miedo– Miguel Ruíz

Quiero que te imagines que vives en un planeta donde todas las personas padecen una enfermedad en la piel. Durante dos mil o tres mil años, la gente de este planta ha sufrido la misma enfermedad: todo su cuerpo está cubierto de heridas infectadas, que Cuando la tocan, duelen de verdad. Evidentemente, la gente cree que esta es la fisiología normal de la piel. Incluso los libros de medicina describen dicha enfermedad como el estado normal. Al nacer la piel está sana pero a los tres o cuatro años de edad, empiezan a aparecer las primeras heridas y en la adolescencia, cubren todo el cuerpo.

¿Puedes imaginarte cómo se tratan esas personas? Para relacionarse entre sí tienen que proteger sus heridas. Casi nunca se tocan la piel las unas a las otras porque resulta demasiado doloroso, y si, por accidente, le tocas la piel a alguien, el dolor es tan intenso que de inmediato se enfada contigo y te toca a ti la tuya, sólo para desquitarse. Aun así, el instinto del amor es tan fuerte que en ese planeta se paga un precio elevado para tener relaciones con otras personas.

Bueno, imagínate que un día ocurre un milagro. Te despiertas y tu piel está completamente curada. Ya no tienes ninguna herida y no te duele cuando te tocan. Al tocar una piel sana se siente algo maravilloso porque la piel está hecha para la percepción. ¿Puedes imaginarte a ti mismo con una piel sana en un mundo en el que todas las personas tienen una enfermedad en la piel? No puedes tocar a los demás porque les duele y nadie te toca a ti porque piensan que te dolerá.

Si eres capaz de imaginarte esto, podrás comprender que si alguien de otro planeta viniera a visitarnos tendría una experiencia similar con los seres humanos. Pero no es nuestra piel la que está llena de heridas. Lo que el visitante descubriría es que la mente humana padece una enfermedad que se llama miedo. Al igual que la piel infectada de los habitantes de ese planeta imaginario, nuestro cuerpo emocional está lleno de heridas, de heridas infectadas por el veneno emocional. La enfermedad del miedo se manifiesta a través del enfado, del odio, de la tristeza, de la envidia y de la hipocresía, y el resultado de esta enfermedad son todas las emociones que provocan el sufrimiento del ser humano.

Todos los seres humanos padecen la misma enfermedad mental. Hasta podríamos decir que este mundo es un hospital mental. Sin embargo, esta enfermedad mental ha estado en el mundo desde hace miles de años. Los libros de medicina, psiquiatría y psicología la describen como un estado normal. La consideran normal, pero yo te digo que no lo es.



Cuando el miedo se hace demasiado intenso, la mente racional empieza a fallar y ya no es capaz de soportar todas las heridas llenas de veneno. Los libros de psicología denominan a este fenómeno enfermedad mental. Lo llamamos esquizofrenia, paranoia, psicosis, pero la verdad es que estas enfermedades aparecen cuando la mente racional está tan asustada y las heridas duelen tanto, que es preferible romper el contacto con el mundo exterior.

Los seres humanos vivimos con el miedo continuo a ser heridos y esto da origen a grandes conflictos dondequiera que vayamos. La manera de relacionarnos los unos con los otros provoca tanto dolor emocional que, sin ninguna razón aparente, nos enfadamos y sentimos celos, envidia, o tristeza. Incluso decir te amo puede resultar aterrador. Pero, aunque mantener una interacción emocional nos provoque dolor y nos dé miedo, seguimos iniciando una relación, casándonos y teniendo hijos.

Debido al miedo que los seres humanos tenemos a ser heridos y a fin de proteger nuestras heridas emocionales, creamos algo muy sofisticado en nuestra mente: un gran sistema de negación. En ese sistema de negación nos convertimos en unos perfectos mentirosos. Mentimos tan bien, que nos mentimos a nosotros mismos e incluso nos creemos nuestras propias mentiras.

MIGUEL RUIZ

El miedo. - Dr. Jorge Carvajal Posada

El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno, a ese nivel, hay un centro de energía muy importante y, nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbosacra, esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles, y ese lumbago es el nombre clínico del miedo.

Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle "tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también".

Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo, y logro trasmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.

Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente, está anclado en mis articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular,es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo.

Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento, y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar, que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis, y yo soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el problema.

Dr. Jorge Carvajal Posada

Meditación para disolver el Miedo


Todos hemos sentido miedo alguna vez. El miedo no es una emoción “negativa” ni mala. Es un sentimiento que nos quiere de alguna forma cuidar, ya sea preservando nuestra integridad o valor. El miedo no es lo mismo que la precaución. La precaución es una alerta natural del cuerpo la cual usamos para cuidar nuestra vida. Somos precavidos al voltear a ver si no viene un coche cuando cruzamos la calle, o al alertar a un niño de algún peligro, como cundo juega cerca de una ventana.

El miedo, por otro lado, está asociado a un sentimiento más fuerte de perder algo, de qué suceda algo terrible, de no tener o poder realizar lo que anhelamos o simplemente tener miedo a lo que no conocemos. Algunos estados de ánimo pueden derivar del miedo: la intranquilidad, la inseguridad, la ansiedad, la angustia, la incertidumbre, etc. Cuando el miedo es fuerte, estos estados ánimo se acentúan, muchas veces al grado de paralizarnos o de tratar de exentarnos de la realidad, como es en el caso más extremo de las personas disociada de su realidad.

¿Cómo desvanecer el miedo?

El miedo proviene muchas veces de que ocultamos o negamos sentimientos, ideas o pensamientos que creemos “son malos”. Los seres humanos nos hemos vuelto hábiles para reprimir o disfrazar lo que no nos gusta ver. De alguna forma enterramos pensamientos desagradables, en lugar de enfrentarlos, creyendo que de esta forma nos deshacemos de aquello que nos quiere perturbar o robar la calma. A veces parece que lo conseguimos, pero no siempre es así.

Ha de saberse que, por más que neguemos, escondamos o reprimamos los sentimientos que nos desagradan, estos permanecen en nosotros de alguna forma, El resultado es que de repente nos sentimos intranquilos, con miedo, inseguros, o preocupados. No podemos conseguir estar relajados e, incluso, dormir bien.

Para ayudarnos a desvanecer el miedo y las emociones que derivan de esta actitud, podemos utilizar el recurso de la meditación, la cual es una herramienta realmente útil para ayudar a observarnos y desenterrar aquellas causas que nos provocan que estemos tensos, ansiosos, etc.

¿Cómo hacer la meditación?

Lo más recomendable es encontrar un lugar donde no te molesten o haya ruido. Pero no es necesario. Hay personas que meditan mientras van en el autobús, o hacen fila. Sin embargo, si eres principiante, sin duda es más recomendable empezar en un lugar donde estés tranquilo.

La meditación es un estado de contemplación, la cual significa una observación consciente de algo.

Para meditar y desvanecer el miedo, lo que hay que hacer es simplemente observar de un modo objetivo (sin juicio).

Es importante que, si es de las primeras veces que meditas, lo hagas como un juego, pues muchas personas no logran meditar porque están esperando mucho de la meditación, sienten que no lo hacen bien o se lo toman con demasiada seriedad, lo cual les impide relajarse.

Una vez que encuentres el lugar que más te acomode, simplemente imagina que tu mente es un pizarrón en blanco donde se dibujarán ideas. Luego, permite que las ideas simplemente se dibujen en tu mente contestando a la pregunta: “¿Qué es lo que realmente temo?”.

Luego, simplemente permite que las ideas fluyan en tu cabeza, sin resistirte a ellas, obsérvalas como si observaras una película, y evita juzgarlas. Si sientes resistencia, respira hondamente y simplemente permite que tu mente te muestre lo que quiere mostrarte, sabiendo que lo que piensas o temes es sólo un pensamiento, una idea, una información que de alguna forma pide que la observes.

Si no aprendes a observar tus miedos, estos estarán latentes en ti. Los miedos simplemente son como burbujas atoradas en el inconsciente que necesitan hacerse conscientes. Cuando haces consciente algo que no te gusta, puedes sentir resistencia o rechazar la idea y querer pensar en otra cosa. Sin embargo, una vez que observes lo que temes, trata de llevar esa idea a una comprensión.

Por ejemplo: si te da miedo tener un accidente, puede ser que en algún momento de tu vida hayas visto algo terrible y se te ha quedado este recuerdo. Si viste enfermedad, quizá temas estar enfermos, así como si padeciste carencia, agresión, etc. Sin embargo, tu realidad no tiene por qué ser como la has visto allá afuera ni como te la han hecho creer. Así que, una vez que las imágenes empiecen a aparecer, deja que salgan, pon tu atención en tu corazón, que es donde reside tu propio poder, y piensa que estas protegido y bien querido por esa fuerza que habita dentro de ti, que es la misma fuerza que habita en la naturaleza y en cada persona.

Si no sientes alivio, enfócate en el palpitar de tu corazón, y haz que se sienta tranquilo y protegido. Luego, observa lentamente tu cuerpo y detecta sus resistencias, permite que se relaje haciendo latir al ritmo de tu corazón todo tu cuerpo, explicándole a tu cuerpo que la vida nada malo quiere para ti, sino sólo experiencias amables y que te llenen de conocimiento, porque así tú las eliges.

Haz esta meditación poco a poco y tantas veces como sea necesario, hasta que conigas sentirte mucho más tranquilo. Si al principio no puedes concentrarte o te resistes a pensar en tus miedos, prueba más tarde, no te fuerces demasiado. Recuerda que meditar es una forma de educar la mente y de empezar a dirigirla hacia lo que realmente queremos.

Hasta el Próximo post
Zhair Marrero S.
promoviendo.vida@gmail.com

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