lunes, 8 de febrero de 2010

Al dolor lo conozco desde la infancia... desde la soledad

"Piensa de vez en cuando en el sufrimiento del que apartas la vista" 
Albert Schweitzer

Y comenzar este post, me lleva a reflexionar sobre lo que sentimos de pequeños, desde el mismo momento de nacer y cómo lo llevamos hasta ser grandes.

Somos separados de nuestra madre; tenemos que respirar solos, tenemos que llorar para que nos den el alimento, abrigo, cariño, abrazo, etcetera de cosas, que de ahí en adelante nos toca hacer por nosotros mismos, procurarnos todo aquello que recibía en la barriga, aunque sea llorando de dolor...

Y es que no me imagino de adulta que eso se siente, porque no tenemos consciente ese dolor, pero el tema es que de grandes, recreamos esa memoria, y cuando algo pasa, nos duele enorme...

El trabajo terapéutico, muchas veces desestimado y con mala prensa, hace que podamos recuperarnos de ese dolor, de formas diferentes y creativas, encontramos la forma de adquirir destrezas que nos permiten abrazarnos, darnos calor, alimentarnos, sin la necesidad constante de esperar que otro lo haga para mi.

"…Como dice el analista Rose-Emily Rothemberg, “únicamente cuando estamos realmente solos puede salir a la luz del día la fuerza creativa (el niño) que llevamos en lo más hondo de nosotros”. Debemos aceptar el desafío de nuestro aislamiento. El dolor de nuestra soledad nos obliga a hacernos conscientes, a abrirnos a la experiencia de la fisura que existe entre nuestro yo y los demás. De este modo quizás terminemos regresando a nosotros mismos y, como dijo T.S. Eliot, consigamos “Llegar a donde empezamos y conocer el lugar por primera vez”…

El tema de este post, es que viví eso en un período de 2 años en el proceso de divorcio, luego de 27 años de casados. Volví a recrear aquella separación de la madre, y vivir en mi incubadora desde entonces.

Salir de ese útero que me contuvo amorosamente durante ese tiempo, no fue sencillo ni fácil. Herramientas como la Terapia de Contención, Bert Hellinger y las Constelaciones, y sobre todo las amigas "panas", fueron necesari@s para lograr hoy poder escribir sobre esto. 

Nunca desestimes un proceso terapéutico para conectar con el amor primordial, el amor hacia nosotros mismos, perdido por allá en los umbrales del nacimiento, no tiene precio...

¿Porqué conozco el dolor desde mi infancia? porque fui criada por mi abuela Tacha... (Anastasia), en los que el edificio de la personalidad que va de 0 a 7 años se construyó con ese desapego de mis padres, porque mi abuela era todo para mi mientras ellos trabajaban.. 

Y si, mis padres trabajaban mucho y quien se dedicaba a cuidarme era mi abuela, que incluso recuerdo me llevaba a la escuela en esos primeros años, primero a que la señorita Alicia, quien me enseño a leer y a escribir, y luego me llevaba a la escuela. Así llegue al bachillerato y allí me independicé cuando fuí luego a la Facultad de Ingeniería, y después a la facultad de Educación mención en dificultad del aprendizaje en la Nacional Abierta, y por último a la Facultad de Psicología en México en CUDEC.

3 Carreras que me ayudaron a vivir en mi propia soledad, incluso de casada, ya me sentía sola, y sigo sola...

¿Porqué aparto la vista? para poder sentirme feliz conmigo misma, especialmente ahora que llegué a los 62 años y lograr la maestría de mi aprendizaje al estar sola...



Todo eso incluye no solo superar la depresión y el dolor que conozco desde pequeña porque mis padres no estuvieron para mi directamente con sus abrazos, sus besos y caricias y que mi abuela se encargó de darme su amor hasta mis 7 años mientras ellos trabajaban, sino que aprendí a arriesgarme a vivir con desafíos propios para ir escalando para mejor mis propias sensaciones y limitantes perceptivas, cosa de lograr ser coherente con lo que quería de ahí en adelante.

Solo se y reconozco que ese dolor se me pasó luego de estar en CUDEC estudiando psicología, y tener la fortaleza de divorciarme y quedarme sola. Al final, la soledad ocurre aunque estés en medio de mucha gente, no es externa, es interna.

Mis hijos tienen un poco más de suerte, ambos padres estuvimos presente, ambos nos ponemos aún de acuerdo si se trata de ellos aunque ya son Hombre y Mujer...

Desde mi historia, desde lo que sentí y desde lo que ahora siento, siempre será diferente, siempre habrá desafíos, pero hoy dejo atrás esa sensación de soledad perenne

Zhair Marrero S.

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