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“La verdad es que la gente nunca está “completamente preparada” y nunca hay un “momento adecuado”. Tal como ocurre con todos los descensos al inconsciente, llega un momento en que uno se limita a confiar en la suerte, se tapa la nariz y se lanza al abismo. Si no fuera así, no habría sido necesario crear las palabras heroína, héroe o valentía.” Clarisa Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos.
Y este tema viene al caso, por la irresponsabilidad con que nos tomamos nuestras propias decisiones o acciones de vida, escuchando a Eckhart Tolle, parafraseo su “asegurate que estás respirando” como un modo de entrar en ti y tomarte el tiempo suficiente para procesar un movimiento en tu vida, toma tiempo, si, toma tiempo, y ese tiempo te aseguro que vale cada minuto, porque reconstruirse exige de nosotros llenar de nuevo de carne los huesos secos, mojados en lágrimas del amor que ahora sientes por ti mismo.
Sobre todo porque ahora sabes que las excusas que se inventaron y que te inventaste para huir del esqueleto no son válidas…
Los pasos se inician con saber que algo se muere en tu interior, y hay que ir despidiendo poco a poco lo que ya no sirve en tu vida, o relación, hasta que llegues al vacío del abismo, donde la nada aterra, donde el miedo se hace presente, donde la guadaña sesga la maleza, reconociendo tus pasos y deshaciéndolos para ir por un camino nuevo, seco, árido, quizás con piedras y obstáculos que has de quitar, pero diferente…y luego con tus lágrimas que caen sobre esa tierra seca, comienzas a llenar de nueva carne esos huesos, y con tus lágrimas sacias la sed del amor por ti mismo, hasta que un día te das cuenta que comienzas a cantar una canción nueva, quizás solitaria al principio, en ese desierto del Alma que emerge de la profundidad de tu psique, tu nuevo nombre emerge como las florecitas del camino: nadie las riega, nadie las siembra, nadie las cuida, pero nadie duda que cuando una lluviecita cae, ellas florecen…
(Inspirada en el capítulo 5 de Mujeres que corren con los lobos)
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