miércoles, 30 de marzo de 2016

Abrir el corazón al destino y a la vida, menos resistencia, más felicidad. María Teresa Ibañez

"Abrir el corazón al destino y a la vida, menos resistencia, más felicidad", es una frase que me regaló  María Teresa Ibañez en estos momentos de crisis personal.

La verdad es que nosotros tenemos planes, siempre tenemos planes, algunos lo llaman "sueños", yo los llamo planes, porque implican una planificación de mi parte, pareciera que el "sueño" viene de otro lugar y no nos hacemos cargo de lo que significa llevarlo a la práctica.

Los planes, implican un diseño, y se cumplan o no los diseños, siempre son susceptibles a modificaciones por parte de nosotros, adaptaciones y adaptables a nuestros movimientos, (para mi), eso es abrir el corazón al "destino", es esa adaptabilidad a lo que ocurre, sea sorpresivo o lo estábamos esperando, ya que en ambos casos, implica un nuevo plan, una nueva redefinición de objetivos, un cambio de estrategia, un nuevo "asentir a lo que Es, tal como Es"


En fin, "Asentir" que es la palabra con la que resumo la frase de María T, es según el diccionario:  "Admitir o afirmar [una persona] algo que otra ha dicho o propuesto".

Asentir entonces, a la conciencia familiar, es vivir sin la resistencia hacia quienes amo, hacia quienes me dieron la vida, hacia quienes estamos ligados por el destino, como dice Bert Hellinger 

"Esta conciencia familiar obedece a leyes diferentes a los de la conciencia personal. La primera es que todos los miembros del grupo tienen igual derecho a ser respetados y de pertenecer... Esta conciencia familiar demanda que reconozcamos su pertenencia al sistema. Sólo entonces habrá paz. Si esto no se lleva a cabo, entonces esta conciencia afectará a otros miembros inocentes de la familia que llegan después a que paguen el precio de las injusticias. Los hijos o los nietos lo representarán . Estas no son ansiedades imaginarias; son reales por su identificación con los que sufrieron. Así es que cualquier injusticia hecha a algún miembro de ese grupo tendrá que ser redimida. Esta intento de rectificar los errores por los que llegaron después no se siente pero se hace inconscientemente y no ofrece ninguna solución. La tragedia inicial se repite en futuras generaciones. Hay una ley que opera dentro de las familias y que puede ser traída a la luz, la cual llamo los Órdenes del amor. 

Otra de las leyes que operan en estos órdenes, en esta conciencia de la familia es que aquellos que llegan después, los niños por ejemplo, no deben interferir en los asuntos de aquellos que llegaron antes que ellos. Sin embargo, si elige sufrir o hasta morir lo hace con “buena conciencia” para pertenecer a su grupo. Esto es algo básico en toda tragedia desde los griegos hasta Shakespeare. Todas las tragedias familiares tienen esto como una dinámica básica, que alguien en “buena conciencia” hace algo que va en contra de esta otra conciencia oculta. Por eso, es importante descubrir esas leyes ocultas de modo que podamos encontrar soluciones y liberar a las personas inocentes de sus enredos. 

 En una familia, los niños reciben más, mucho más de sus padres de lo que pueden devolverles. De modo que siempre se sienten en deuda y obligados hacia sus padres y para algunos eso puede ser muy doloroso. Hay una manera de equilibrarlo y es que el niño tome lo que le dan sus padres y les diga: “Es mucho más de lo que puedo retribuirles, pero lo se lo daré a mis propios hijos o a una causa más noble". De esta manera pueden aceptar todo lo que se les da porque tienen la seguridad que a su vez lo pasarán más adelante. Así todo es igual y existe un equilibrio a través de las generaciones. Cuando los hijos han recibido mucho y se sienten en deuda con sus padres, y no saben de esta salida, tratan de eludir esta obligación y una manera de hacerlo es culpando a los padres. Cuando les reprochan entonces ellos no tienen que aceptar lo que les dan y en su culpar se sienten libres de cualquier obligación. Esta clase de inculpación es una excusa para ser malagradecido y no pasar más adelante lo que han recibido. Estas personas carecen de fuerza íntima y se sienten muy solos, con frecuencia deprimidos y vacíos, pero tienen la gran ventaja de que no tienen que hacer nada. Su alma les permite permanecer inactivos y tomar el rumbo fácil de la vida.

Los padres no pueden controlar lo que dan, no pueden ni sumar ni restarle nada. 
Simplemente lo transmiten. Y entonces, el niño debe tomar la vida como le es dada, con todo lo que eso involucra, al precio que los padres y que los hijos tienen que pagar. Por ejemplo, si hay una enfermedad hereditaria el niño dirá: “Sí, tomo mi vida, aún a este precio”. Esto es muy duro pero es sólo la realidad. Cualquier pensamiento como, “Mis padres deberían ser diferentes” o “Me deberían haber dado otras cosas” es pura fantasía, sin estar de acuerdo con la realidad. Esta aceptación de “lo que es” es muy, muy humilde y requiere de mucha disciplina pero le da a la persona una profunda fortaleza. Este es un movimiento sanador esencial, más allá de la terapia.... " abajo les dejo el link del artículo original.

Transcribí este texto,  para darnos cuenta, que "asentir" a lo que es, tal como es, no es un juego, es una realidad para dejar en manos de Dios o el destino la implicación del sistema.

Eso es abrir el corazón al destino, a la vida... con menos resistencia, ocupando nuestro lugar de hijos y hacer lo que nos toca, cuando nos toca y como nos toca, y luego crecer como padres ante nuestros hijos y sus destinos.

Hasta el Próximo post

Zhair Marrero S.
Psicóloga
promoviendo.vida@gmail.com

Notas: link del texto tomado
https://amorosahumanidad.files.wordpress.com/2009/11/asentir-a-e28098lo-que-es_-_longstaff1.pdf






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