Este post está dedicado a un amigo que me mandó un mensajito de texto, en esas conversas extrañas como prefiero llamarlas, donde me dejo tomar por las palabras para dejarme afectar por ellas y mirar el mundo interno de una persona.
Si queremos estar con el otro, el secreto de las palabras es dejar que nos tomen, y sentirlas, dejar que me afecten antes de dar una respuesta. Por supuesto nuestra mente debe estar dispuesta a “escuchar”, en silencio, es un momento para asegurarnos que estamos respirando, es un momento de sentir que el otro te da una frase porque es importante en su mundo, y sentir de donde emergen, desde qué centro de su cuerpo y mente o inteligencia emergen…
Es asi, que dejo que las palabras me tomen y espero… en ese silencio, sin juicios, sin intención, sin amor artificial, sin miedo, sin memoria, y solo cuando estoy ahí, doy una respuesta. En ese momento le dije que iba a guardar su mensajito porque aunque lo escribió muy rápido, iba a ser muy importante para él, quizás aún no se da cuenta de lo que escribió.
Sin más preámbulo escribió: “lo que quiero es lanzarme yo por completo y dejarme llevar por la marea de ese mar que llevo dentro”, le colocó una carita felíz como punto final, y estábamos conversando de lo que significaba lanzarse a trabajar en este medio de los talleres, y de lo que eso significa para cada uno.
Algunas personas tienen miedo de hacer lo que siempre han querido, porque eso no es lo correcto, o porque eso no es lo que se espera de ellas, y me identifico ahora unos días después con el mensajito, porque en un momento de mi vida, el miedo me “tomó” y solo me dedique a complacer a los que estaban a mi alrededor para ser lo que se esperaba de mi porque lanzarse a lo que queremos es quizás un paso al vacío de un abismo oscuro en el que no sabemos donde es el final, o donde es el comienzo, o si el porrazo es de aquellos… y nos imaginamos que luego tendremos que regresar cuesta arriba para retomar donde nos encontrábamos... creo que ese es el miedo más grande, a que nos toque regresar…
En mi caso personal, fue lento esto de lanzarme, implicaba mucho, y solo fui dando un paso a la vez… recuerdo el día que decidí renunciar al Ministerio de Educación, comenzando por la familia, hasta llegar al más recóndito lugar de mis amigos, me hacían sentir que estaba loca, pero en el fondo del abismo se encontraban mis hijos esperándome, más mamá, más aquí estoy, más presente, más juguetona, más risas, aunque el éxito, la seguridad de un quince y último, la seguridad de una jubilación se esfumaron en ese salto al vacío…
Dejé la seguridad de mi vida, lo planificada que estaba, tipo Susanita la de Mafalda, una hermosa vida que más tenía de frustrachera que de bonita.
Hoy, 19 años después, sin jubilación, sin quince y último, me basta con verlos felices, crecidos, viviendo su vida y lo más importante yo también!!!
“Lanzarse al vacío de nuestra marea interior”, no es fácil, requiere de nosotros una fuerza ancestral para ser felices, y si, hasta ahora a nuestra manera y con los intentos que hacemos, logramos pequeñas felicidades que en un conjunto hacen que nuestra vida sea buena, pero en el interior sabemos, en un secreto interno, que hay algo más que eso… lo sabemos…
Richard Bandler en su entrenamiento con John La Valle (*), nos hacía preguntas como ¿qué tal si lo que crees como felicidad, es apenas el comienzo?...
La decisión es solo tuya… lanzarnos es cuestión de un paso, que le sigue el otro, lento o rápido, o a veces lento o a veces rápido, o a veces corremos, o volamos… con susto, con el miedo como amigo, con la soledad, con la historia, y si me sigues que bueno y si no me sigues que bueno, y si me criticas que bueno y si me aplaudes que bueno.. es sin el juicio interior de si esta bien o esta mal, de si puedo o no, solo pongo en la mira la felicidad como meta, construida de pequeñas felicidades juntas... y como dice Angélica Olvera: "El Exito es tu historia"
Si queremos estar con el otro, el secreto de las palabras es dejar que nos tomen, y sentirlas, dejar que me afecten antes de dar una respuesta. Por supuesto nuestra mente debe estar dispuesta a “escuchar”, en silencio, es un momento para asegurarnos que estamos respirando, es un momento de sentir que el otro te da una frase porque es importante en su mundo, y sentir de donde emergen, desde qué centro de su cuerpo y mente o inteligencia emergen…
Es asi, que dejo que las palabras me tomen y espero… en ese silencio, sin juicios, sin intención, sin amor artificial, sin miedo, sin memoria, y solo cuando estoy ahí, doy una respuesta. En ese momento le dije que iba a guardar su mensajito porque aunque lo escribió muy rápido, iba a ser muy importante para él, quizás aún no se da cuenta de lo que escribió.
Sin más preámbulo escribió: “lo que quiero es lanzarme yo por completo y dejarme llevar por la marea de ese mar que llevo dentro”, le colocó una carita felíz como punto final, y estábamos conversando de lo que significaba lanzarse a trabajar en este medio de los talleres, y de lo que eso significa para cada uno.
Algunas personas tienen miedo de hacer lo que siempre han querido, porque eso no es lo correcto, o porque eso no es lo que se espera de ellas, y me identifico ahora unos días después con el mensajito, porque en un momento de mi vida, el miedo me “tomó” y solo me dedique a complacer a los que estaban a mi alrededor para ser lo que se esperaba de mi porque lanzarse a lo que queremos es quizás un paso al vacío de un abismo oscuro en el que no sabemos donde es el final, o donde es el comienzo, o si el porrazo es de aquellos… y nos imaginamos que luego tendremos que regresar cuesta arriba para retomar donde nos encontrábamos... creo que ese es el miedo más grande, a que nos toque regresar…
En mi caso personal, fue lento esto de lanzarme, implicaba mucho, y solo fui dando un paso a la vez… recuerdo el día que decidí renunciar al Ministerio de Educación, comenzando por la familia, hasta llegar al más recóndito lugar de mis amigos, me hacían sentir que estaba loca, pero en el fondo del abismo se encontraban mis hijos esperándome, más mamá, más aquí estoy, más presente, más juguetona, más risas, aunque el éxito, la seguridad de un quince y último, la seguridad de una jubilación se esfumaron en ese salto al vacío…
Dejé la seguridad de mi vida, lo planificada que estaba, tipo Susanita la de Mafalda, una hermosa vida que más tenía de frustrachera que de bonita.
Hoy, 19 años después, sin jubilación, sin quince y último, me basta con verlos felices, crecidos, viviendo su vida y lo más importante yo también!!!
“Lanzarse al vacío de nuestra marea interior”, no es fácil, requiere de nosotros una fuerza ancestral para ser felices, y si, hasta ahora a nuestra manera y con los intentos que hacemos, logramos pequeñas felicidades que en un conjunto hacen que nuestra vida sea buena, pero en el interior sabemos, en un secreto interno, que hay algo más que eso… lo sabemos…
Richard Bandler en su entrenamiento con John La Valle (*), nos hacía preguntas como ¿qué tal si lo que crees como felicidad, es apenas el comienzo?...
La decisión es solo tuya… lanzarnos es cuestión de un paso, que le sigue el otro, lento o rápido, o a veces lento o a veces rápido, o a veces corremos, o volamos… con susto, con el miedo como amigo, con la soledad, con la historia, y si me sigues que bueno y si no me sigues que bueno, y si me criticas que bueno y si me aplaudes que bueno.. es sin el juicio interior de si esta bien o esta mal, de si puedo o no, solo pongo en la mira la felicidad como meta, construida de pequeñas felicidades juntas... y como dice Angélica Olvera: "El Exito es tu historia"
...y yo al final le pongo una carita felíz!!!, pues por más que sea.... lo que Soy Yo, no regreso!!!
(*) de Neurohiptotic Repatherning y DHE
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